La preocupación por los efectos nocivos de la tecnología en el desarrollo de los niños y adolescentes ha aumentado a nivel mundial. En este contexto, España está considerando una regulación más estricta sobre el uso de dispositivos digitales por parte de los menores, siguiendo los pasos de países como Australia y Portugal. Esta discusión cobra relevancia debido al impacto creciente que las tecnologías tienen en la salud mental y el bienestar de los más jóvenes, especialmente en lo que respecta al acceso a redes sociales y teléfonos inteligentes. En este artículo, exploraremos cómo España está abordando este desafío y qué medidas se están tomando para limitar el uso de tecnología por parte de los niños.
El gobierno español ha formado un comité de 50 expertos para estudiar el impacto de las tecnologías digitales en los menores. Este comité presentó un informe de 250 páginas con propuestas para regular de manera más efectiva el uso de la tecnología en niños y adolescentes. Las recomendaciones incluyen la prohibición total del acceso a dispositivos digitales para los niños menores de tres años, y una fuerte restricción hasta los seis años. Estas propuestas buscan proteger a los niños de los riesgos asociados con la exposición temprana a las pantallas, que pueden afectar negativamente su desarrollo cognitivo y emocional.
Además de las restricciones de edad, los expertos sugieren que entre los 12 y los 16 años se promueva el uso de teléfonos analógicos, limitando el acceso a Internet y redes sociales. De esta manera, se pretende reducir la exposición de los adolescentes a los contenidos digitales, que en muchos casos pueden generar problemas de ansiedad, depresión y dificultades de concentración. Esta estrategia es parte de un enfoque más amplio que busca fomentar un uso más saludable y equilibrado de la tecnología entre los jóvenes.
Las propuestas presentadas por los expertos también incluyen la obligación de etiquetar todos los dispositivos vendidos en España con advertencias sobre los riesgos para la salud mental y el desarrollo infantil. Esto tiene como objetivo sensibilizar a los consumidores sobre los posibles peligros del uso excesivo de la tecnología, y proporcionarles herramientas para tomar decisiones informadas sobre el tiempo de pantalla que permiten a sus hijos. Esta medida es parte de un esfuerzo para aumentar la conciencia pública sobre los efectos negativos de la tecnología en los niños.
En las escuelas, se propone dar prioridad a métodos de enseñanza analógicos, especialmente en la educación infantil y primaria. Esto implica eliminar los juegos educativos que emplean sistemas de recompensas inmediatas, los cuales pueden generar dependencia y reducir la capacidad de concentración de los niños. En lugar de utilizar aplicaciones digitales, se fomentará el uso de herramientas colectivas y supervisadas en contextos educativos. De esta forma, se busca proporcionar una experiencia de aprendizaje más equilibrada y saludable para los menores.
Además de estas medidas en el ámbito escolar, se recomienda realizar evaluaciones sobre los hábitos tecnológicos de los niños durante los chequeos pediátricos, con el fin de detectar posibles problemas relacionados con la salud mental, como la ansiedad y la depresión. También se sugiere que los padres reciban formación y apoyo para gestionar el tiempo de exposición a las pantallas en sus hogares. Las campañas de sensibilización y las ayudas para programas educativos desarrollados por asociaciones de padres serán cruciales para garantizar que los adultos estén bien preparados para afrontar los desafíos que presenta la tecnología.
Las recomendaciones del comité se alinean con las pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece que los niños menores de un año no deben tener exposición a pantallas, y que los niños de entre uno y cinco años no deben superar una hora de uso diario. Estas directrices pretenden proteger el bienestar físico y mental de los menores, promoviendo un desarrollo más saludable en las primeras etapas de la vida. La implementación de estas medidas en España podría ser un paso importante hacia un enfoque más equilibrado del uso de la tecnología.
A nivel internacional, Australia ha sido pionera en la implementación de políticas restrictivas sobre el uso de redes sociales por parte de los menores. En 2024, el país aprobó una ley histórica que prohíbe el acceso a plataformas como TikTok, Instagram y Facebook para los menores de 16 años. Esta legislación ha sido respaldada por expertos que creen que es esencial proteger a los niños de los riesgos asociados con el uso temprano de las redes sociales. Sin embargo, también ha recibido críticas, ya que algunos temen que pueda conducir a un aumento del aislamiento social y el uso de plataformas no reguladas. A pesar de las críticas, la medida está dando forma a un debate global sobre el futuro de la tecnología y su impacto en las nuevas generaciones.
Autor: Grogunn Dithas