La imagen fue tomada con el instrumento MIRI (Mid-Infrared Instrument) del telescopio James Webb, en el cual se observa la figura de un reloj de arena.
Es 4 de julio y, también en la infinidad del cosmos, estallan “fuegos artificiales”, según imágenes capturadas por el telescopio espacial James Webb de la NASA.
“El cosmos parece cobrar vida con una crepitante explosión de pirotecnia en esta nueva imagen”, dijo la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio en un comunicado esta semana. “A tiempo para el 4 de julio”, agregó en una publicación en X (antes Twitter).
Se trata de una estrella en formación: la protoestrella L1527, que se oculta en una nube oscura a 460 años luz de la Tierra, en la constelación de Tauro.
“La protoestrella, es un objeto relativamente joven de unos 100,000 años. Aún está rodeada por su nube molecular madre, o gran región de gas y polvo”, explica la NASA.
La luz azul más difusa y las estructuras filamentosas de la imagen proceden de compuestos orgánicos conocidos como hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), mientras que el rojo del centro de esta imagen es una gruesa capa energizada de gases y polvo que rodea a la protoestrella.
La imagen fue tomada con el instrumento MIRI (Mid-Infrared Instrument) del telescopio James Webb, en el cual se observa la figura de un “reloj de arena”, pero se trata de un objeto muy joven en proceso de convertirse en estrella.
Una protoestrella central crece en el cuello del reloj de arena, acumulando material de un delgado disco protoplanetario, que se ve como una línea oscura justo en el centro. La imagen capturada por la NASA permitió asomarse a esta región y reveló esta nube molecular y la protoestrella en colores opacos y vibrantes.
En otra imagen, capturada en noviembre de 2022 por la cámara del Infrarrojo Cercano (NIRCam) del James Webb, se pueden observar nubes ardientes en el interior de la región de formación estelar de Taurus que solo son visibles en luz infrarroja.
La protoestrella dentro de la nube oscura L1527, mostrada en esta imagen de la Cámara del Infrarrojo Cercano (NIRCam) del Telescopio Espacial James Webb de la NASA, está incrustada dentro de una nube de material que alimenta su crecimiento.